"Pides sin ningún respeto, no como un amigo. Ni siquiera me llamas Padrino. En cambio, vienes a mi casa el día de la bo da de mi hija
Brando nunca se molestó en aprender sus diálogos de memo ria, sino que leía sus líneas en una pantalla. Aquella extra vagancia no le impidió sin embargo firmar una interpretación estelar. Su papel del decrépito Vito Corleone, con su voz susurrante y su hipnótico porte no sólo le valieron el Oscar, sino que le convirtieron en todo un icono de la cultura pop. James Caan bromeaba al decir que "cualquiera de mi generación que diga que nunca ha imita do a Brando mi ente".
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